José Un Hombre Justo: Obediencia y Silencio

Transcripción del Sermón de la Dra. María Teresa Montilla en ocasión del Dia de Los Padres

16 de Junio, 2024, 11:30 am

Iglesia Faro de Luz, 194 Burgess Pl, Passaic, NJ 07055

Que el Señor les bendiga! Que nuestro Padre Celestial derrame sobre ustedes las más ricas bendiciones, hasta que sobreabunde…. Que honor y placer compartir con ustedes este día de los padres. Me complace felicitar a todos los padres presentes, al pastor Miguel Mangueta, el ministro Eduardo Martínez, …., y a mi esposo, Dr. Néstor Montilla. ¡Feliz Dia de los Padres! Y a los futuros padres, aquellos hombres en gestación, a quienes el padre celestial ha predestinado ser padres, ¡Feliz Dia de los Padres! en anticipo de tan honorable papel a jugar en la vida.

Cuando recibí la invitación de la Pastora Nereida Magaly Urbáez de exponer La Palabra hoy, aquí, acepte con gozo. Primero, porque es uno de mis días festivos favoritos y segundo, porque me brinda la oportunidad de traerles un sermón que vengo cargando en mi corazón hace algún tiempo. Mas que un sermón es un reconocimiento al mérito, un celebración a los padres de verdad, a los que son padres con sus hechos, sus sacrificios y sus renuncias personales. 

Debo confesarles que tengo razones personales por las que disfruto la celebración de este día. El día de los padres, más que en otros días, vienen a mi memoria los innumerables momentos que disfruté con mi Papá en vida, el paso a estar con el Señor hace casi veinte años. Vienen a mi memoria el comprar los útiles escolares al principio de cada año escolar, hacer tareas juntos, comer de su plato, las golosinas que traía a la casa al fin del día de trabajo, nuestras muchas conversaciones, los intercambios intelectuales, su compañía, su risa, su voz, sus grandes ojos color miel…..

Les voy a predicar sobre un padre al que considero no se le ha debidamente reconocido su labor y aportación a la humanidad. Casi nunca se habla o predica sobre él, y cuando se menciona solo se hace en referencia a su esposa o su hijo. Les voy a hablar sobre José, el padre terrenal de Jesús.

Pongámonos de pie y demos lectura a un versículo de la Biblia: Mateo 1:19. Leemos la Palabra en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo:

José, su marido, como era justo y no quería difamarla, se propuso dejarla secretamente” (Reina-Valera 1995).

José, su novio, como era un hombre recto, quiso romper el compromiso en secreto, para no manchar el buen nombre de la joven”. (Nueva Biblia Viva).

Pueden sentarse. Les voy a predicar bajo el tema Un Hombre Justo, Obediencia y Silencio.

Pocos personajes en la Biblia tienen una carga o responsabilidad tan grandes, como la que tuvo José el esposo de María.

A lo largo de la historia bíblica, leemos sobre la existencia de individuos que tienen cargos o responsabilidades enormes, algunas fascinantes, como Noé, responsable de construir el arca de la salvación, o Moisés, responsable de liberar al pueblo hebreo de la opresión egipcia, tampoco se puede pasar por alto al gran Enoc, quien fuese considerado amigo directo de Dios.

Hay en el evangelio dos clases de vocaciones: la de los apóstoles y la de José, que parecen completamente opuestas. Jesús se reveló a los primeros para que lo anuncien; se reveló a José para que lo ocultara. Los apóstoles fueron iluminados para mostrar a Jesús al mundo; José es un velo para cubrirlo.  A través de los apóstoles, Jesús debe ser predicado; por medio de José, debe ser mantenido en la oscuridad. Los apóstoles brillaron en el mundo como estrellas, anunciando las buenas nuevas de salvación; José, nada hizo a los ojos de los hombres; todo lo hizo ante los ojos de Dios. 

José es una figura fundamental en la historia de la redención, solo que poco se sabe de él en los evangelios. Se menciona en algunos pocos capítulos y nada en el ministerio terrenal de Jesús.

Su primera aparición en la Biblia fue en Mateo 1:19, el versículo que leímos, cuando se enteró del embarazo de María y planeó dejarla. 

El versículo anterior a este, el 18 dice: María estaba desposada con José; y antes de que se unieran se halló que ella había concebido del Espíritu Santo – Mateo 1:18

Él se enteró del embarazo de su prometida, sin que ellos hubieran tenido relaciones, y llegó a la conclusión que hubo infidelidad, por lo que decidió dejarla, pero no quería que ella fuese abandonada o castigada por inmoralidad. “no quería difamarla…” dice la biblia.

¿Qué hace que un hombre actúe así? ¿Qué tipo de hombre actúa así?

Le habrá dolido muchísimo, se habrá sentido confundido, desencajado y molesto. Un mar de emociones, pero en medio de tantos sentimientos negativos, que en muchos hombres hubieran ocasionado reacciones muy diferentes, prevalecen la nobleza de corazón, la misericordia, el no querer hacer daño al otro; ni siquiera a la mujer, que a su entendimiento, le había sido infiel. 

José,  tuvo una responsabilidad que pocos hubieran aceptado, la de casarse con una mujer que no estaba embarazada de él y criar a un bebé que no era suyo, como si lo fuera. 

Cuantos hombres conocemos, cuantos hombres en nuestros medios han tomado tan honorable responsabilidad! Que son padres de verdad y crían a niños que no son biológicamente de ellos.  Que son padrastros. Pónganse de pie los honorables padrastros! Demos un aplauso a esos padres-José! 

¿Qué dice la Biblia sobre este hombre?

Los Evangelios registran sus pensamientos y sus penas, su comunicación con un ángel, su justicia, su pronta obediencia a las órdenes de Dios, sus viajes con Jesús y por Jesús.  Tenemos suficiente información de que era un hombre noble, sensible a Dios, trabajador, esposo responsable, padre y esposo sufrido y protector de su familia.

Vemos que viajó muchos kilómetros para el empadronamiento, cuando María estaba embarazada. Buscó refugio para ella en un mesón. Terminó en un establo, asistiendo a su esposa durante el parto. Cuidó de ella en el alumbramiento. Fue con su esposa a presentarlo en el Templo, cuando Jesús cumplió sus 40 días de nacimiento. La llevó a Egipto cuando su familia corría peligro y cuidó de ella. 

Se radico en Nazaret, guardando su familia de peligro y alli continuó con su oficio de carpintería; que dicho sea de paso, le enseno a su hijo, Jesús. Vemos a José como un hombre sencillo, callado, pero de gran coraje y determinación. Un hombre de carácter débil no podría soportar este ritmo de vida y tamaña responsabilidad y presión.

¿Qué hombre formó Dios para ser padre terrenal de Jesús? ¿Qué cualidades y destrezas debía tener el padre de Dios, hecho hombre?

Cuando leemos en el periódico anuncios de puestos vacantes, o escuchamos que de una vacante en un lugar de trabajo, notamos que se sigue más o menos este orden: se busca un plomero, electricista, secretaria, supervisor, cocinero, etc… después se listan las destrezas deseadas: 5 anos de experiencia, que hable inglés, que tenga iniciativa, etc. De esa manera se entiende si se califica para el puesto.

Como sonaría un anuncio para ‘Libertador de Israel’? Se busca hombre temerario, con experiencia en administración, con alto grado de educación y rango en el reino, con conocimiento de la ley…y que obedezca a Dios sin cuestionar.

Y para ‘Constructor del arca que salvara la humanidad’? Se busca hombre físicamente fuerte y buen carpintero. Con experiencia almacenando comida por mucho tiempo. ….y que obedezca a Dios sin cuestionar.

Cuando Dios ‘hace el anuncio’ y busca un hombre o una mujer para un llamado, ya Él lo ha preparado… lo ha desarrollado…lo tiene listo para la obra a que lo ha llamado.  Y lo que le falta lo perfecciona en el camino.

¿Cuántos saben que Dios los está preparando para responder a Su llamado? Qué experiencias en su vida está usando el Señor para calificarle para ese llamado?

Entre todas las cualidades requeridas en José, para el llamado de ‘Padre de Dios hecho hombre’ se destacan la justicia y la obediencia. 

La primera, el ser justo, se manifestó en su reacción al enterarse que su prometida estaba embarazada sin haber tenido relaciones con ella.

“…como era justo… decidió dejarla en secreto…” dice la Biblia. No quería difamarla o traer sobre ella el castigo que le correspondía: apedrearla.

¿Qué significa ser justo?

El significado bíblico de justo es hacer lo correcto, o ser irreprensible, es decir, vivir  de tal manera que nadie tenga algo de que reprendernos, amonestarnos o censurarnos justamente. Ser justo es tener una relación con Dios.

Cuando ponemos en práctica nuestra fe, Dios nos llama “justos”. Los justos son los que obedecen la palabra de Dios, y son perfectos ante los ojos de él. La Biblia dice que no hay quien busque a Dios o que se acerque a él, sino solo los justos.

La palabra «justo» se menciona numerosas veces a lo largo de las Escrituras y tiene un significado más profundo que el mero cumplimiento de reglas y leyes. Implica un equilibrio divinamente establecido entre los seres humanos y Dios. A través de la justicia, se busca restaurar la armonía y la rectitud en las relaciones entre las personas y con Dios.

     Por lo tanto, ser justo implica vivir de acuerdo a los mandamientos y principios divinos, buscando siempre hacer lo correcto y actuar con rectitud en todas las áreas de nuestra vida; incluyendo nuestra relación con los demás.

     En este sentido, ser justo ante Dios implica vivir en armonía con los valores y principios divinos, buscando siempre la voluntad de Dios en todas nuestras decisiones y acciones. Significa tratar a los demás con amor, compasión y justicia, y ser honestos y sinceros en nuestras relaciones.

     José es destacado como “justo”, o sea, guardador de la ley, hombre piadoso; hoy diríamos que era un hombre de iglesia, que estaba involucrado en la congregación y en su casa y en sus relaciones con los demás, reflejaba un carácter verdaderamente cristiano.

    Tenemos entre nosotros, aquí, hoy, hombres de Dios que se distinguen por ser justos, guardadores de la ley de Dios! Demos un gran aplauso a esos hombres que luchan cada día por mantenerse justos en todas sus acciones!

La segunda cualidad que distinguió a José fue la obediencia y ésta la demostró en su acción al levantarse después que el ángel de Jehová le visitara. 

Cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer – Mateo 1:24

¿Qué significa ser obediente?

Ser obediente es ser ‘sumiso a la restricción o al mandato de la autoridad: dispuesto a obedecer’.

La obediencia según la Biblia se refiere a la sumisión a la voluntad de Dios. En otras palabras, es un acto de fe y confianza en Dios, y un reconocimiento de que Él sabe mejor que nosotros lo que es bueno para nuestra vida. Es lo que Dios quiere de nosotros. “…obediencia quiero, no sacrificio…”, dice el Señor. 

Muchas veces cometemos el error de creer que el estar ocupados en la obra del Señor, trabajando fuerte y largas horas en las ocupaciones de la iglesia complace a Dios, y de hecho, estar ocupados en la viña del señor es necesario y positivo, pero el Señor nos dice que Él prefiere obediencia. Dios prefiere que usted y yo hagamos lo primero que Él nos instruyó hacer: amarlo sobre todas las cosas y amar al prójimo como a nosotros mismos.  La obediencia es una expresión de amor a Dios. El que me ama, dijo Jesús, mi palabra guardará (obedecerá); y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él’ – Juan 14:23.

La obediencia es simplemente honrar y alabar a Dios por tu vida y las bendiciones que hay en ella.

José era un hombre sumiso a la voluntad de Dios y dispuesto a obedecerle, sin cuestionar. 

Cuantas veces cuestionamos lo que Dios nos dirige hacer! Cuantas veces ni siquiera nos damos por enterados de que Dios nos esta dirigiendo! Dios ya nos dijo lo que Él quiere que hagamos! Cuando le pedimos a Dios que nos hable y nos diga que hacer, estamos siendo necios. Dios ya nos dijo, en detalle, todo lo Él quiere que hagamos: que le amemos sobre todas las cosas y amemos al prójimo como a nosotros mismos. Esta es la respuesta que Jesús dio a los fariseos que le preguntaron qué parte de la ley era más importante obedecer. Es la respuesta a nuestra interrogante, ‘qué quieres que yo obedezca?’

Tenemos entre nosotros, aquí, hoy, hombres de Dios que se distinguen por ser guardadores de la ley de Dios! Obedientes a la voz de Dios. ¡Demos un gran aplauso a esos hombres que luchan cada día por mantenerse sujetos a la voluntad de Dios en todas sus acciones!

José se distingue por ser un hombre justo y obediente. Un hombre de iglesia, que conocía y practicaba la ley. Dos cualidades importantes para el trabajo que Dios le había encomendado. 

Había, sin embargo, una cualidad interesante en la manera en que José mostraba justicia y obediencia. Él no era solo un hombre que guardaba la ley de Dios y era obediente a la voz de Dios; sino que hacía esto en silencio. Era un hombre silencioso, callado.

¿Cuántas palabras de José registra la Biblia? 

Hay personajes bíblicos de los que La Biblia registra miles de palabras (inspiradas por Dios); como Moisés, quien escribió 5 libros, la mayor parte del Antiguo Testamento, y el Apóstol Pablo, quien escribió 15 libros, la mayor parte del Nuevo Testamento.  Los 40 autores de libros de La Biblia escribieron muchas palabras y Jesús, el personaje central de la Biblia no escribió nada, pero sus palabras llenan Los Evangelios, los primeros 4 libros del Nuevo Testamento.

La Biblia no registra ninguna palabra dicha por José. ¡Ni una sola palabra!  Podríamos decir que las palabras de José brillan por su ausencia! Se oye un silencio total! La iglesia católica lo denominó el Santo Silencioso.  Se le reconoce por su silencio. Casi como que Dios quería usar a José más como ejemplo de vida y santidad y consagración práctica, que de palabras.

Es como si Dios estuviera diciendo a José, “no con palabras, sino con obras”, “actúa, no hables”, “tus acciones valen mucho más que tus palabras”, “tus acciones son tus palabras”, “Eres lo que haces”, “como vives, eso eres”, muéstrame tus acciones y te diré quién eres”, “no es necesario que digas que eres justo, muestra lo justo que eres”, “Se cómo eres, por lo que no dice

Tenemos entre nosotros, aquí, hoy, hombres de Dios que se distinguen por no hablar mucho. ¡Demos un gran aplauso a esos hombres que luchan cada día por ser hombres de acción, no de palabras!

Cuanto admiramos a hombres elocuentes, hombres que muestran su conocimiento en discursos, sermones, charlas… hombres a los que podemos escuchar por horas, sin cansarnos. No solo por el conocimiento que tienen, sino por su estilo de comunicar ese conocimiento. El apóstol Pablo era uno de esos hombres que hablaba en abundancia y hablaba bien, de manera interesante que todos querían oír… una vez, alguien que lo escuchaba por horas sentado en una ventana, se durmió y se cayó. Sin embargo, en el momento de exhortar a sus oyentes sobre comportamiento no les dijo: “hagan como les digo”, sino “Sed imitadores de mí, como yo soy de Cristo”.

Muchas veces, como padres, nos gustaría poder decir a nuestros hijos: “no hagas como yo hago, haz como yo digo”, pero no opera así. Los hijos siguen mucho más de cerca el comportamiento de sus padres, que sus instrucciones. Es mejor ser como José y hablar y enseñar con nuestro comportamiento.  

Dios escogió a José… lo preparo… lo acondiciono… desarrollo en el las cualidades necesarias para la tarea que le había asignado. Una responsabilidad que pocos hubieran aceptado, la de casarse con una mujer que no estaba embarazada de él y criar a un bebé que no era suyo, como si lo fuera. Y ese bebe era Dios!

Me gustaría que me acompañaran a hacer una oración muy especial con los padres aquí presentes. Pido que todos los padres que nos adornan con su presencia pasen al frente. Les honramos y apreciamos su labor. Entendemos que la responsabilidad que Dios ha puesto sobre sus hombros es grande y de impacto permanente, la responsabilidad de ser padres de hijos e hijas de Dios. De criar los hijos de Dios! 

Repitan conmigo:

Padre Celestial, he aceptado la honorable responsabilidad de criar Tus hijos. Los que has confiado en mis manos.

Te doy las gracias por las muchas formas que cada día fortaleces y desarrollas en mi las cualidades necesarias para esta tarea grandiosa que me has asignado.

Gracias por perfeccionarme y convertirme en un hombre justo y obediente que sabe demostrar estas cualidades, no en palabras, sino en acción y comportamiento.

Ahora, todas las mujeres y niñas extiendan sus manos hacia estos padres y elevemos una oración por ellos.